Que la Sierra del Segura está repleta de parajes maravillosos, paisajes que son auténticos tesoros es seguramente bien conocido por todos, lo que tal vez te sorprenda es descubrir que muchos de estos bonitos rincones esconden tesoros reales, llamados geocaches que forman parte de un juego denominado geocaching.

El geocaching se creó en el año 2000 cuando el gobierno estadounidense permitió que la señal de los satélites fueran precisas, así se escondió el primer geocache y se publicaron las coordenadas en internet para que quien quisiera pudiera ir en su búsqueda.

Hoy en día, con millones de tesoros escondidos y millones de jugadores, son pocos los rincones del mundo que se escapan al geocaching, así podemos encontrar geocaches en lugares tan diferentes como la Antártida,  la fosa de las Marianas o el Embalse de la Fuensanta.

Comenzar a jugar es tan sencillo como bajarse una aplicación en el móvil o coger un GPS y elegir el tesoro que se encuentra más cerca… o tal vez más lejos. Así, el geocaching consiste en esconder un pequeño contenedor  con un libro de registro y pequeños objetos de poco valor, en un entorno natural o urbano, apuntar las coordenadas del escondite y publicarlas en la web www.geocaching.com

El geocacher, así se llama al aficionado a este juego, no tiene más que descargar las coordenadas  e ir en su búsqueda, siendo muchas veces un auténtico reto, por su perfecto camuflaje o por la dificultad que entraña llegar hasta el lugar en sí. Una vez allí la riqueza del tesoro no es el contenedor, sino el descubrir ese maravilloso paraje que alguien gentilmente ha querido compartir contigo.

Nosotros hace ya casi diez años que por casualidad encontramos nuestro primer tesoro y desde entonces no hemos dejado de descubrir nuevos parajes llenos de encanto. Poco a poco nuestro GPS y el geocaching se fueron haciendo compañeros inseparables de viaje, era como poder viajar con un guía a tu lado que sabes que te va llevar a los rincones más maravillosos de su tierra, dándote a conocer toda su historia. Pero un día nos sentimos en deuda, habíamos aprendido mucho y no era justo que no enseñásemos nada y más sabiendo que nuestro querido Albacete, estaba lleno de bellos rincones, muchos de ellos injustamente olvidados.

Así empezamos a esconder geocaches en lugares tan maravillosos como la Almenara, el Pico Mentiras, Mingarnao, el Mirador de la Fresneda y un largo etcétera que solo representa una pequeña parte de los maravillosos lugares que encierran estas tierras.

¿Te atreves a descubrirlos?

Paco García – Xinton